Robando el alma de las hadas, fotografía de flora I.

Inflorescencia masculina de Salix purpurea

Ya ha llegado la primavera, los almendros en flor la anuncian. Con ilusión hemos preparado nuestros equipos para salir a fotografiar flora, esas pequeñas maravillas que la Naturaleza nos regala. El invierno ha sido duro y largo, con resignación hemos ido pasando las hojas del calendario anhelado esas salidas al monte donde practicar nuestra pasión, la macrofotografía aplicada a la flora.

Tenemos la suerte de que esta especialidad la podemos practicar sin realizar grandes desplazamientos. Seguro que en nuestro propio domicilio o a su alrededor encontraremos esa pequeña flor dispuesta a dejarse fotografiar. Ya vendrán esos días donde nos podamos desplazar a lugares distantes de nuestro lugar de residencia.

Aunque parezca lo más sencillo, lo primero que tenemos que hacer es encontrar a nuestra modelo. Con un poco de detenimiento siempre hay algo que llama nuestra atención. Unas veces es su colorido, otras su forma, o bien el terreno donde crece o incluso el esfuerzo realizado para encontrarla, y al final allí está esperándonos.

Socios de Asafona fotografiando Paeonia officinalis y Rosa pimpinellifolia en el monte de Zuera

Al acercarnos observaremos partes o elementos de la planta que de otra forma pasarían inadvertidos y que mediante la macrofotografía les damos el protagonismo que se merecen. La emoción se apodera de nosotros y sin perder un momento queremos comenzar a fotografiarla, ¡¡todo un error!! Antes de arrodillarnos y desplegar todo nuestro equipo fotográfico debemos mirar alrededor buscando otros ejemplares de la misma especie. Siempre fotografiaremos el ejemplar lo más perfecto que sea posible, que esté en plena floración o en completo desarrollo vegetativo, que no se encuentre comido o dañado por los animales y en un entorno que nos parezca óptimo. Como en todo no hay regla fija, o están para incumplirlas, también podemos fotografiar algún detalle, hoja, fruto, brácteas, etc.., en el que el estado de la planta nos importe menos. La arruga es bella……………. a veces.

No obstante, siempre he pensado que son ellas, las flores, las que nos eligen para que las fotografiemos. Las hadas que en ellas habitan son las que deciden si nos dejan, o no, el robarles su alma cuando las fotografiamos. Para conseguir una mejor fotografía que refleje este alma deberemos tener en cuenta algunos aspectos:

Iluminación. Estamos en plena naturaleza y el sol deberá ser nuestra principal fuente de luz. De manera innata buscaremos, con el sol a nuestra espalda, ese perfil perfecto que esté mejor iluminado, bien por el sol o ayudados con algún reflector. Si la planta es vellosa un contraluz siempre destacará sus pelillos, pero en este caso debemos de recordar que tenemos que iluminar frontalmente la planta para que no quede obscura respecto al fondo.

El autor fotografiando Galanthus nivalis con objetivo macro, flash anular y visor acodado.

Otra fuente de luz que podemos utilizar será el flash, bien el situado en la zapata de la cámara y que podemos rebotar en un reflector para atenuar la dureza de la luz, o bien usando un anular.

En días nublados tenemos una luz difusa que nos ayudará en nuestra fotografía, por el contrario a pleno sol obtendremos unas sombras muy duras que podemos evitar con la utilización de un difusor, paraguas o cualquier otro utensilio que tamice la luz que incide sobre la planta que estemos fotografiando.

Objetivos. Con detenimiento hemos observado la flor que queremos fotografiar y debemos decidir lo que queremos fotografiar de la planta componiendo nuestra fotografía, utilizando para ello el objetivo más adecuado.

Rafael Marzal fotografiando Buxus sempervirens con un objetivo invertido

Si lo que queremos es hacer una fotografía de una parte de la planta como su flor, fruto u hoja, usaremos un macro que nos dé una ratio que se acerque a 1:1, es decir cuando el sensor de la cámara capte al mismo tamaño que tiene el objeto que fotografiamos (siempre cuando estemos situados a la distancia mínima de enfoque de ese objetivo).  Si nos alejamos del objeto este ratio disminuye.  Para acercarnos más y conseguir mayores aumentos con nuestro objetivo macro podemos usar los anillos de extensión, lentes de aproximación o también un fuelle; teniendo presente que el uso de estos elementos reduce la luz que entra al sensor y que deberemos controlar con una correcta exposición o en casos de poca luz modificado el ISO.  Si queremos conseguir aumentos extremos, existen en el mercado algún objetivo que llega a ratios del 5:1, pero su uso considero que es más para estudio ya que requieren una cuidadosa iluminación del objeto además de que una simple brisa puede hacer imposible en plena naturaleza el realizar una foto enfocada. Sin olvidar que podemos usar objetivos invertidos con los que se obtienen unos ratios elevados con una calidad más que aceptable.

Otra opción es hacer una fotografía del hábito de la planta, del conjunto de la planta, en donde incluiremos además de la inflorescencia, las hojas tanto basales como las caulinares y el tallo. Para ello deberemos alejarnos hasta que entre completamente en el encuadre de nuestro objetivo macro, o bien utilizar un angular que nos permitirá acercarnos obteniendo fotografías de una gran nitidez.

Estambres y pistilo de Anchusa italica, tomado con Canon MP-E 65 mm a 2:1

Si el fondo de la planta resulta agradable a nuestros ojos y la planta se destaca en su conjunto podemos hacer una fotografía de ambiente, donde la planta quede integrada en el entorno donde crece, para ello utilizaremos un objetivo angular. Si usamos un angular extremo u ojo de pez conseguiremos algunos efectos espectaculares al exagerar las perspectivas.

Para las tres opciones o tipos de fotografiadas referidas también podemos utilizar un teleobjetivo, con el que conseguiremos otros efectos. El teleobjetivo acerca los planos, si queremos hacer una fotografía de ambiente conseguiremos que el fondo nos parezca mucho más cercano a la planta fotografiada que lo que es en realidad.  Cuando realicemos una fotografía de conjunto de la planta con un teleobjetivo conseguiremos unos fondos más uniformes y con ello nuestra planta tomará un mayor protagonismo.  Es posible que dada la mayor distancia mínima de enfoque de los teleobjetivos necesitemos usar los anillos de extensión para acercarnos lo máximo, aunque si queremos hacer un detalle es posible que no nos podamos acercar lo suficiente con el teleobjetivo.

Detalle de Gymnadenia conopsea

Profundidad de campo. En macrofotografía la profundidad de campo que utilicemos es crítica para conseguir una excelente fotografía. Mediante la apertura del diafragma decidiremos que zonas de la planta quedan enfocadas. Tal vez nos interese que se vean enfocados los estambres de la flor, presentando un desenfoque los pétalos por delante y por detrás, para ello deberemos jugar con la apertura del diafragma. Si lo abrimos (número f bajos) conseguiremos una zona enfocada muy pequeña, mientras que si cerramos el diafragma (números f grandes) la zona enfocada se amplia, llegando a estar enfocado todo el fondo existente tras la planta. El uso de teleobjetivos y de los anillos de extensión también reducen la profundidad de campo.

Plano de enfoque. Si queremos que la flor o flores a fotografiar queden todas enfocadas en primer plano, deberemos buscar que formen un mismo plano de enfoque que conseguimos al colocar nuestra cámara (sensor) totalmente paralela a este plano de enfoque.

Fondos. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido que tras una sesión fotográfica en el campo, al ver la fotografía en el ordenador nos encontramos con el molesto reflejo de esa hoja coriácea, la rama que cruza la fotografía o ese papelito que alguien se ha dejado olvidado, detalles que no habíamos observado en el campo?  Hemos elegido el motivo que queremos fotografiar y cuidado todos los detalles técnicos, pero nos hemos olvidado de controlar el fondo. Grave error, un mal fondo pude hacernos tirar todo nuestro trabajo a la papelera.

Planta completa de Gymnadenia conopsea

Mediante el uso del flash podemos conseguir unos fondos negros, personalmente no me gustan para fotografías de naturaleza; otro recurso es el llevar un fondo artificial con acabado mate como una fotografía o el uso de la mochila. Nuestra meta es el conseguir unos fondos naturales desenfocados donde la planta destaque y sea la protagonista, para ello usaremos, como ya hemos comentado, la profundidad de campo.

Si utilizamos un número f elevado con seguridad que el fondo no estará desenfocado. Además también influye la distancia existente entre la planta y el fondo, a mayor distancia más fácil será el conseguir un fondo perfecto. Para ver como nos queda la foto, una buena costumbre es el utilizar el botón de previsualización. Cuando lo tengamos presionado y miremos por el visor comprobaremos como nos queda la composición, el fondo, y si no hay elementos extraños antes de pulsar el disparador.

Si algún pequeño resto seco de vegetación o bien alguna pequeña brizna de hierba molesta en la composición que estamos realizado, entiendo que se puede retirar. Siempre teniendo presente que no podemos alterar, modificar o destruir el entorno natural donde nos encontramos. La Naturaleza es patrimonio de todos, especialmente de los que nos tienen que suceder.

Ya estamos listos, hemos elegido la planta a fotografiar, el uso del objetivo apropiado, hemos cuidado la composición y aplicado las técnicas necesarias para lograr la fotografía perfecta, hemos comprobado que todo está en orden y nos disponemos a realizar la fotografía mediante el disparador tras levantar el espejo. ¿Nos hemos olvidado de algo? Pues sí, a mi criterio casi de lo más importante, del trípode. Si queremos que nos queden unas fotografías perfectas tenemos que usar un buen trípode. Digo buen y no fuerte, para flora no es necesario un trípode que soporte perfectamente los pesados teleobjetivos usados para fauna. Una rótula que aguante sin moverse el peso de la cámara y nuestro macro, y un trípode que nos permita acercar el objetivo a ras de tierra es suficiente. Un objetivo macro estabilizado, en caso de necesidad u olvido, puede suplir el uso del trípode y obtener esas fotografías que a pulso serían imposibles.

Con el tiempo llegaremos a la conclusión que nuestra mochila pesa demasiado para las largas caminatas que normalmente realizamos, y el rebajar el peso de los “hierros” que llevamos a la espalda será una constante. También iremos buscando los medios y utensilios que nos ayuden a realizar nuestras fotografías más cómodamente, como puede ser un visor acodado que permita una visión fácil a través del visor sin tener que ser un contorsionista. Cuidado con tener perfectamente graduados estos visores, ya que se ha dado el caso de que si no están ajustados a nuestras dioptrías podemos ver por el visor enfocada la flor cuando lo que realmente está enfocado es el fondo.

Otro recurso es el  proveerse de algún tipo de esterilla que amortigüe el contacto de nuestras rodillas con el suelo. Personalmente he recortado una esterilla de las utilizadas en montaña que tiene una de las caras plateadas, con el fin de usarla como almohadilla para las rodillas y por la parte plateada como reflector.

Gymnadenia conopsea integrada en el paisaje

Ahora sí, ahora ya estamos en condiciones de pulsar el disparador.  Por un momento dejamos de respirar esperando que nuestro enemigo, el viento, no aparezca y destruya todo nuestro trabajo. Ya tenemos nuestra fotografía de flora, pero ¿qué hacemos con esta fotografía?  Si la queremos como fotografía artística su destino próximo es la edición en el ordenador, por el contrario si necesitamos identificar la planta el asunto se complica. Pero esto será tema para el otro mes.

Fotos y texto: Manuel Bernal

About Manuel Bernal

Fotógrafo de Naturaleza. Socio de Asafona. El Temple (1958) Sin olvidar los paisajes, la flora es la que me apasiona y a ella dedico todos mis esfuerzos fotográficos. Colaboro mediante la aportación fotografías al Atlas de la Flora de Aragón fruto de la colaboración entre el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC). He publicado fotografías en el National Geografic y varias Revistas y Libros de Naturaleza, así como en calendarios, guías y folletos. He participado en las exposiciones, tanto individuales como colectivas con ASAFONA.