No es de extrañar que el sugerente azul de estos pétalos (con un sabor similar al pepino) ocupe un lugar destacado en la cocina con flores. Lo que sí es raro es que el consumo de sus hojas como verdura esté restringido al valle del Ebro pues ya en el siglo XV se citaba como cultivada en Castilla y fue una de las primeras verduras que se llevaron al nuevo mundo allá por 1494. En Aragón es uno de los ingredientes diferenciales de nuestra cocina, incluso en dulces como los crespillos.
Otros usos mas extendidos de la borraja son los medicinales, de ahí su apelativo officinalis que se da a las plantas que se emplean en las “oficinas” de farmacia. El aceite de sus semillas sirve para paliar problemas de piel o garganta y sus flores poseen cualidades sudoríficas. Posiblemente de esta facultad provenga el nombre del género Borago, en árabe bû´aráq, sudorífico, posteriormente latinizado, aunque hay autores que aluden a una derivación de borra por la pilosidad de la planta.
Ya en el canto IV de la Odisea Homero habla del vino del olvido, una maceración de flores, que Dioscórides y Plinio el Viejo identificaron como la borraja, que “tomadas con el vino producían el absoluto olvido de las penas”. También en la Edad Media se ponían unas flores de borraja a la última copa que se daba a los cruzados antes de partir pues adquirió fama de conferir coraje y ánimo. Pero como afirma Pío Font Quer en 1962, puede que estas citas clásicas se refieran a la buglosa (Anchusa officinalis), similar a la borraja, y “a lo sumo el verdadero cordial es el vino”.
La borraja es una planta anual recubierta de pelos rígidos con una roseta de grandes hojas y un tallo florífero hueco del que en primavera salen las flores inclinadas hacia el suelo. Podemos observar en la fotografía el detalle de sus estambres negros con el curioso filamento azulado y los apéndices blanquecinos de la corola azul. Es una planta originaria de la región Mediterránea y del suroeste de Asia, naturalizada en prácticamente toda Europa excepto en las zonas interiores y frías pues no soporta temperaturas por debajo de -4ºC.
INVESTIGACIÓN
El color azulado nos indica que se trata de un individuo silvestre pues las variedades cultivadas tienen flores blancas. En España se cultivan unas 500 hectáreas principalmente en el valle medio del Ebro. Entre las variedades existentes una de las mas utilizadas en invernadero es la “Movera” resistente a la subida a flor que evita que aparezcan los “canutos” o tallos florales. Esta variedad fue obtenida en 1991 tras varios años de selección masal-genealógica forzando la autopolinización por medio de abejas de los ejemplares que no formaban tallos florales. De esta forma, los investigadores del Cita (Centro de investigación y tecnología agroalimentaria de Aragón) han conseguido una variedad de borraja mas fina sin los duros tallos florales.
Volviendo a su aprovechamiento culinario y aunque la madre de un buen amigo le aconsejara que no comiese ni bebiese nada de color azul, seguro que si conoce la borraja no se resiste a probar estas apetitosas flores.