Nos quedábamos en Loiba donde las algueiras recolectan “las hortalizas del mar”, las algas, pero no podemos irnos sin asomarnos al otro lado del acantilado, donde se yergue Pena Furada, una fabulosa roca que emerge del mar como si de unas ruinas se tratara, otro buen lugar para ver anochecer.
Dejamos Loiba para tomar rumbo a Espasante. Si vamos andando iremos bordeando la costa por los acantilados y pasando por playas como la de Arxúa, Mazorgán o la de San Antonio. Si vamos en coche, volveremos al interior para coger la carretera dirección a A Coruña y nos desviaremos hacia el pueblo.
Espasante es un pueblo marinero, que está situado en una pequeña península rodeada de playas y acantilados, si hemos venido andando, llegaremos por la playa de San Antonio, y bordeando el pueblo llegamos a la Punta dos Prados, un magnífico lugar para fotografiar aves en vuelo, sobre todo Gaviotas y desde donde se divisa parte de la ría, el pequeño puerto pesquero y la Playa de la Concha, una playa resguardada y tranquila a la que gustan de ir las familias con niños. Seguimos ruta hacia Ladrido, pero no sin antes pasar a saludar al porco Antón, pero tranquilos si no lo encontráis rondando la zona porque, este cerdo, tiene su propia estatua y su propia historia. Podemos también aprovechar para comer un buen marisco o un rico pescado en alguno de los restaurantes.
Vamos a empezar ya con la fotografía de aves, pues empezamos la zona de ría menos profunda. En la desembocadura del río Baleo, nos encontramos con la ría de Ladrido, lugar en el que, si llegamos con marea baja, nos podemos encontrar con cantidad de aves. Garza real, garceta común y distintas especies de limícolas no suelen fallar. También con mariscadores recolectando berberechos, mejillones o coquinas.
Desde allí tenemos también una bonita vista de la Isla de San Vicente que, en marea baja, queda unida por el arenal a la playa de Morouzos, la playa que separa la ría de Ladrido de la de Ortigueira. La playa que tiene 2200 m. de largo, y es, en época de paso, el lugar idóneo para ver a los limícolas que llegan del norte que, agotados por el largo viaje, se detienen en Cabalar a reponer fuerzas.
Seguimos con más ganas de seguir fotografiando aves, así que para quitarnos el gusanillo, vamos a hacer un alto y parada en Ortigueira. La visita por la villa tiene que incluir el antiguo Convento Dominico hoy sede del Ayuntamiento, el teatro de Beneficencia y la Iglesia, así como el antiguo Escolar y el Museo Ortegalia, donde, además de la parte de museo, suele haber exposiciones varias, muchas veces de fotografía.
Si bajamos al puerto deportivo y vamos bordeando la ría, podremos ver la amplísima fauna que allí se refugia y según en la época del año en que estemos podremos ver, zarapitos, ostreros, correlimos, chorlitejos, archibebes, andarríos, garzas reales, garcetas, águila pescadora, cormoranes, gaviotas y ánades, entre otros muchos y algunas veces nutrias.
No dejaremos Ortigueira sin visitar la “Lagoa de San Martiño”, en Cabalar, una pequeña laguna recién recuperada en la que encontraremos libélulas, mariposas, ranas y otra fauna acuática. Y si eres tempranero y tienes suerte, igual puedes ver algún corzo o jabalí que baja a beber.
La Lagoa de San Martiño, fue uno de esos humedales que secaron a mediados del siglo pasado y lo aprovecharon para vertedero de basuras. Hace unos años se decidió recuperarlo, se vació de las basuras, se adecuó y en poco tiempo se regeneró, volviendo a ser la laguna que nunca debió de dejar de ser.
Bordeando la ría hasta la desembocadura del río Mera, podemos ver en Senra el molino de mareas y el molino de río, prácticamente juntos, en una zona de la ensenada en la que también podremos disfrutar de las aves.
Más adelante ya en el Municipio de Cariño, en Feás, nos encontramos con lo que el siglo pasado fue un pequeño puerto utilizado por la industria maderera y también para pasajeros del que actualmente prácticamente no queda más que una grúa y el último barco que hasta allí arribó.
Pero nos dirigíamos al Cabo Ortegal, así que nos vamos siguiendo ruta, haciendo una última parada en Cariño, un pueblo marinero dedicado a la pesca y a la industria conservera. Cuando se construyó el puerto de Cariño se hizo un gran dique para resguardar las barcas de los envites del mar, construyendo así una pequeña ensenada que en invierno, cuando los grandes temporales azotan la costa norte, aprovechan las aves marinas para refugiarse, siendo lugar de avistamiento de gaviotas como la hiperbórea, la polar o la de Bonaparte. Nos acercaremos a la pequeña playa que hay junto al paseo donde podremos fotografiar, tanto en la playa como en el dique, gaviotas, chorlitejos, correlimos, vuelvepiedras, ostreros o lavanderas.
- Y desde el otro extremo de la ría de Ortigueira, en el Cabo Ortegal donde la Sierra de la Capelada se encuentra con el mar, donde el mar es ya océano, divisamos al oeste los acantilados más altos de la Europa Continental, al norte el horizonte y más allá Inglaterra, al este Estaca de Bares, donde empezamos el viaje, a nuestros pies los Aguillones, Cabalo Xoan (Caballo Juan), Tres irmaos (Tres hermanos), Insua maior (Islote mayor), O Rodicio (El Rodicio), A Longa (La Larga) y Punta de Ortegal. En ellos anidan las gaviotas, y en los acantilados del faro podremos ver las cabras salvajes.