Llevo mucho tiempo viajando a Galicia verano tras verano y algún año, si puedo, también me acerco en invierno, pero siempre a mi rincón, a mi Galicia más salvaje, al Ortegal. Y en todos esos viajes me dedico a recorrer esos mágicos lugares que liberan el alma y agrandan el corazón, acantilados extremos, playas salvajes, vistas deslumbrantes, así son mis rincones, allí se queda parte de mi todos los años, en algún lugar entre Estaca de Bares y Cabo Ortegal.
Voy a empezar mi viaje en el punto más norteño de España, en el Cabo de Estaca de Bares. Allí nos recibe uno de los faros mas representativos de Galicia, en una costa castigada por los temporales, y que cuenta en su historia con muchos de los grandes naufragios, este faro es la luz que guía a marinos y navegantes hacia nuevas aguas, justo ahí abajo, a los pies del acantilado, se unen Mar y Océano, Cantábrico y Atlántico, ante la mirada de la Ría de Ortigueira, y del Cabo Ortegal, que franquea a la ría por su lado oeste, y en la oscuridad de la noche, como dos grandes colosos, los faros se hacen guiños, como queriéndose recordar que están en el mejor lugar de la Península.
En Estaca de Bares se instaló uno de los primeros parques eólicos de la Península y junto a él, estuvo ubicada una base militar americana de comunicaciones que hace años se abandonó y que poco a poco el paso del tiempo está destruyendo. Pero no sólo marines y marinos son los habituales de dicho cabo, miles de aves pasan por allí en sus migraciones, hacia el norte en primavera, hacia el sur en otoño, por lo que convierte el lugar en uno de los mejores puntos de seguimiento para la migración de las aves, un lugar idílico para el ornitólogo. En la actualidad se ubica allí un observatorio ornitológico.
Es interesante también admirar sus acantilados, donde podemos ver las pequeñas playas, prácticamente inaccesibles por tierra, en las que se acumulan piedras totalmente redondeadas por la fuerza del mar.
Pero vamos a seguir camino, y no sin hacer un alto para admirar el puerto natural donde se fundó, según los últimos estudios, ya en la época de los fenicios, un pequeño pueblo llamado Porto de Bares. Allí podemos admirar el puerto, formado por la acumulación de grandes piedras redondeadas que las corrientes y la fuerza del mar fueron acumulando, fabricando de forma natural, una pequeña bahía refugio de pescadores. Es un buen lugar en el que hacer una parada para reponer fuerzas, tomando una buena taza de ribeiro o un vaso de albariño con unas sardiñas asadas o para los más pudientes con unos buenos percebes.
Habiendo disfrutado de la singularidad del puerto, nos dirigiremos a Loiba, en el concello de Ortigueira, concretamente a O Picón, donde, por cierto, se rodó, entre otras, la película “Matías juez de línea”. Lo primero que podremos admirar desde el acantilado es su playa, que como en muchas de las del norte, varía muchísimo de aspecto según esté la marea, playas prácticamente inexistentes cuando hay grandes mareas, se transforman en grandes arenales en el momento de la bajamar. Desde allí seguiremos por la costa donde nos encontraremos con una de las mejores vistas de los acantilados.
Hace unos años, el ayuntamiento, al igual que en otros puntos de la costa, instaló un banco, tras el cual, alguien, con esa manía que tienen algunos de dejar su marca allí donde van, de que las cosas en inglés suenan mejor y con una errónea traducción literal del inglés escribió, “The best bank of de world”, y poco a poco la frase y el banco se hicieron famosos, salió en la prensa cuando a un famoso barítono de la zona, Borja Quiza, le hicieron una entrevista desde allí y ya le denominaron “O mellor banco do mundo”, luego salió en el anuncio de una conocida marca gallega de leche y ya hace unos meses lo descubrió una conocida empresa de muebles, así que ha pasado de ser “santuario de tranquilidad” a “capilla de paso”, pero con gente o sin gente, desde allí se pueden ver las más espectaculares puestas de sol imaginables.
A la vuelta, si estamos en verano, no se puede dejar de hacer una visita al “Chiringuito de Farro”, sin duda el mejor situado del mundo, no hace falta que os diga donde está porque lo veréis sin problema.
Por toda la costa de Loiba y hasta llegar a Espasante se encuentran playas solitarias y formaciones rocosas originales. Entre ellas me gustaría destacar la playa de las Algas, donde cuando baja la marea las “algueiras” bajan y recolectan la cosecha marina, y no, no estoy hablando de los percebes, que también, sino de otro duro trabajo que desde hace muchos años se viene haciendo en la zona, la recolección de algas para la venta a indústrias farmacéuticas y alimentarias. Cuando las mareas son vivas, es cuando el nivel del mar baja más y es entonces cuando estas trabajadoras del mar recolectan las algas que cargan en sus burros que, por el zigzagueante sendero, las suben hasta arriba del acantilado.
Si seguimos por la costa hacia Espasante, disfrutaremos de playas de arena prácticamente salvajes a las que es prácticamente imposible bajar. Pequeños senderos abiertos entre tojales y acantilados es lo que nos encontramos cuando intentamos llegar.
Seguiremos camino hasta Espasante, pasaremos por Ladrido para llegar a Ortigueira y nos iremos hasta el Cabo Ortegal pasando por Cariño. Pero eso lo dejamos para más adelante.
Continuará….