En plena huída de Saracusta, tras fracasar en su conquista, cabalgaba raudo y veloz hacia su Francia natal el caballero Roldán. La persecución estaba siendo ardua y agotadora, y el noble galo se veía amenazado por varios flancos. El acoso provocó que el caballero buscara una salida ascendiendo por la peña de Amán, que termina en un cortado cuya foz recorre el río Flumen.
Roldán tiró con fuerza de las riendas, deteniendo el corcel justo al borde del precipicio. Los perseguidores, seguros de haber dado caza a su presa, hicieron cabriolas con sus caballos y dieron mandobles al aire antes de acercarse al héroe francés. Este, para sorpresa de aquellos que le acorralaban, picó las espuelas y se lanzó al vacío. Ante los ojos de sus perseguidores, el corcel dio un salto tan prodigioso que, en lugar de precipitarse al fondo del cortado, consiguió llegar al otro extremo, estampando sus huellas, todavía visibles según algunos, sobre la peña de San Miguel
Conocer el lugar donde el caballero Roldán realizó tan prodigioso salto puede ser la excusa perfecta para acercarnos a este enclave de absoluta belleza, perteneciente al “Parque natural de la sierra y cañones de Guara”, en donde dos murallones de piedra, que llegan a alcanzar mas de 300 metros en caída vertical, escoltan la entrada a la cabecera del río Flumen.
De las dos peñas, la más accesible es la de San Miguel, en la que existe un parking para unos 12 vehículos a tan solo media hora de su cima. Para llegar a este parking podemos salir de Huesca por la carretera que pasa por Apiés o desde Nueno por la que pasa por Sabayés. En ambos casos seguiremos dirección Santa Eulalia de la Peña, y poco antes de llegar al pueblo, cogeremos un desvío a la derecha que, en aproximadamente un kilómetro, nos deja en el parking.
Desde aquí, seguimos por un sendero bien balizado, entre matorral mediterráneo, que nos acerca a la pared norte de la peña, en donde, unas clavijas y escaleras, nos ayudan sin gran dificultad a superar los últimos metros.
La imagen que encontramos no puede dejar a nadie indiferente: Al sur la gran extensión que forma la hoya de Huesca con sus campos de cultivo que, en primavera, convierten la hoya en un gran tapiz verde.
Al norte podemos llegar a apreciar alguna de las cumbres nevadas del cercano Pirineo y lo más espectacular, al este, la pared anaranjada de la peña Amán cayendo en vertical hasta el cauce del Flumen que cruza encajonado entre las dos peñas y desciende serpenteando hacia el embalse de Montearagón. Espectacular panorámica que, en días claros, alcanza al Moncayo y otras sierras del sistema Ibérico.
En la cima encontramos los restos de un torreón defensivo (Castillo del Sen), de un aljibe y de la ermita de San Miguel, del siglo XII. Junto al torreón encontraremos un panel interpretativo que nos ayudará a descubrir que aves podemos observar.
No son pocas las veces que me he acercado a disfrutar de este magnifico lugar, a contemplar sus vistas, a disfrutar de su silencio y, como no, cámara en mano, a fotografiar al buitre leonado en vuelo, ya que este es uno de los mejores lugares en donde podemos practicar este tipo de fotografía.
La fotografía en vuelo no es una disciplina fácil pero, en este caso, tenemos varios puntos a nuestro favor para poder hacer una buena captura. Su envergadura como lo predecible de la trayectoria de su vuelo, hacen del buitre leonado una presa fácil a los disparos de nuestra cámara. Un teleobjetivo con una longitud focal igual o superior a 300 será imprescindible.
Si además, contamos con motor ultrasónico en el enfoque y opción de enfoque continuo en nuestra cámara, tenemos muchos puntos a nuestro favor para conseguir unas buenas instantáneas. También tenemos que seleccionar, si tenemos la opción en nuestro objetivo, la distancia mínima de enfoque en la posición mas lejana, así acortamos el recorrido de este y hacemos que sea más rápido reenfocar a nuestro sujeto cuando se nos ha ido de foco.
Además de buitre leonado podemos observar otras aves como el alimoche, el colirrojo tizón, chovas piquirojas, avión roquero, currucas, mosquiteros… También, en periodo estival, podemos encontrarnos con algún quebrantahuesos o alguna águila real. En marzo, es fácil avistar sobre nuestras cabezas grandes bandos de grullas de vuelta a sus lugares de cría en el norte.
Tampoco podemos pasar por alto, y menos ahora en primavera, la diversidad de flores que nos encontraremos por el camino. Hepáticas, primaveras, gamones, vivoreras, chicorias, orquídeas… son algunas de las que nos acompañaran en nuestro paseo.
Identificación del itinerario: S9/PR-HU 168
Tiempo medio ida y vuelta: 1 h.
Distancia: 620 m.
Desnivel: 135 m.
Grado de dificultad: Medio – Alto (Pequeños pasos equipados en roca)
Interesante articulo,con gran informacion y util,gracias.
Leyendas,naturaleza,fotografia.. la combinacion perfecta para un articulo diferente .Una buena demostración de que no todo esta en interenet…….con una vision distinta de un lugar tan conocido…gracias