Recogida del estornino al dormidero

Son muchas las ocasiones en las que para captar el momento que estamos viviendo con la cámara se hace complejo, bien sea por condiciones de luz extremas combinado con movimientos rápidos del sujeto o simplemente limitaciones en la distancia y objetivos que en ese momento tenemos. Actualmente el vídeo HD que incorporan los modelos de las cámaras facilita la toma de secuencias entre fotografía y fotografía. Aunque el fotógrafo de naturaleza en general considera que cada cosa es para lo que es, el poder contar con fotografía y vídeo en el mismo cuerpo en según que ocasiones nos ayuda a documentar a través de nuestra cámara situaciones como la que se explica en este artículo. ” La recogida al dormidero del estornino en la laguna de Sariñena, Huesca “

Todo ocurrió el 22 y 23 de enero de 2010, durante el checkin previo de localizaciones para un grupo de fotógrafos catalanes que venían a conocer Monegros, a través de Tarannà viajes, agencia con la he colaborado durante algún tiempo como “locations guide” para diferentes rutas fotográficas por Aragón.

Un día antes del comienzo de todos los talleres de fotografía, normalmente ya estas en la zona, comprobando punto por punto el estado de las pistas, tiempo de recorrido de las localizaciones y hora exacta de cada una para obtener la mejor luz. En esta ocasión venían 13 fotógrafos catalanes a pasar el fin de semana a Sariñena y el viernes por la tarde a última hora al acercarme a uno de los observatorios de  la laguna de Sariñena, algo en el cielo encima de mi, me llamó la atención. Una gran nube de estorninos (Sturnus unicolor) sobrevolaba a unos cientos de metros en frente mío. Detuve el coche a un lado del camino y con sigilo me dirigí al maletero para coger la cámara. Coloqué en la cámara un tele-zoom, el 80-200mm f/2.8 + un duplicador x 1.4. De un lado a otro del bando de estorninos, se iban uniendo pequeños grupos.

Cada vez el número de individuos iba creciendo. Las luces de la tarde con el sol que había caído y el cielo enmarañado por las nubes en el horizonte disminuían la claridad de la toma. Las condiciones no eran muy alentadoras así que cámara en mano y antes que oscureciese más, utilicé un ISO 1600 para que al menos la velocidad no bajase de 1/500, éste era el tope con mi diafragma a f/2.8. en modo Manual.

Mis primeras tomas, por mucho que quisiera solo podían recoger una pequeña parte de ese bando enorme en vuelo. Era tal el número de estorninos que el rango focal de mi objetivo 80mm – 200mm me permitía apenas capturar algunas siluetas en formación y poco más. Disparé en distintas distancias focales y enseguida viendo que la luz disminuía no me quedó más remedio que pasar a la acción, “el video HD”. Algunos modelos como la Nikon D90 permiten hacer simultáneamente vídeo a través del Live View (modo de visualización directa en pantalla LCD) y en el momento que deseamos apretar el disparador para realizar una ráfaga concreta, que en mi caso al ser en RAW no pasaba de 4 disparos por segundo.

Llegados a este instante, y con la cámara dispuesta para capturar las secuencias en Video HD, y los mismos ajustes que para las fotografías tomadas ( ISO 1600, Modo Manual, Medición Matricial) decidí cambiar el objetivo, colocando el todo terreno, mi 18-200mm VR f/3.5-5.6, para así ganar amplitud en las tomas y poder coger el bando completo, que era donde estaba lo singular del momento. El bando se movía cada vez más de norte a sur y este a oeste y su número había crecido considerablemente. La luz también había mermado pero con un plano ahora mayor del angular de 18mm conseguía recoger en conjunto los movimientos casi perfectos y sincronizados de los miles de estorninos que sobrevolaban mi posición. A través del LIVE View y apoyado sobre el capó de mi vehículo iba grabando las secuencias de su continuo ir y venir.

El límite de las secuencias en la D90 es de 4 minutos, así que entre una y otra dejaba descansar al menos un minuto o dos el sensor para evitar así su calentamiento y la existencia de hot pixels o ruido. Esa tarde y durante unos veinte minutos aproximadamente estuve grabando los movimientos acompasados del bando hasta que finalmente a unos doscientos metros al frente del camino, la nube bajó de inmediato y en cuestión de segundos, no más de treinta, se recogió como en la lámpara mágica de Aladino, en el dormidero. Mi posición coincidía a contraluz con las últimas luces del crepúsculo, situación ésta que me permitió captar las siluetas de los estorninos introduciéndose en los carrizales, durante ese breve instante de tiempo.

La mayoría de las secuencias que había realizado eran paneos y planos largos del vuelo del estornino sobre mí, pero a pesar de haber utilizado el 18-200mm, algunas secuencias no mostraban en conjunto todo el esplendor de la escena, pero de cualquier manera, la experiencia vivida había merecido la pena, con o sin grabación.

Al día siguiente y a la misma hora, el director de la expedición de Tarannà y yo comentamos la posibilidad y acordamos compartir dicha experiencia con los asistentes, pero evidentemente a una distancia mucho mayor del punto de donde el día anterior había visto que estaba el dormidero, ya que no es lo mismo un vehículo parado en mitad del camino, que un grupo de fotógrafos con lo que ello conlleva. Decidimos dejar los vehículos en uno de los observatorios cercanos, a un kilómetro aproximadamente, ya que allí es más común se vean estacionados vehículos y las aves ya están acostumbrados a ello. Desde allí dentro del observatorio la mayoría pudieron ver el espectáculo sobre la laguna, en esta ocasión en su conjunto, divisando en el horizonte el bando enorme de estorninos y las siluetas de la nube en movimiento. Aquí ya pude tomar el restos de planos largos y generales, con los mismos ajustes del día anterior; a ISO 1600 y en vídeo HD a 720p (ya que este tamaño es más que suficiente),  y ayudado del tele-zoom 80-200mm f/2.8.

Sin duda, esta fue una experiencia que el grupo de fotógrafos catalanes posiblemente no olvidarán en mucho tiempo, y es que deja prueba de que la naturaleza no deja de sorprendernos en el momento que menos esperamos, pero que siempre por encima de todo ello esta el bienestar de nuestra fauna e intentar disfrutar de ella sin molestarla.

Cuando regresé a casa después de ese taller de fotografía y edité el contenido (cortar y ajustar las tomas de las secuencias ) quise incluirle un fragmento de música al vídeo, que acompañase a la experiencia y finalmente fue el último minuto de la parte coral final de la 9º sinfonía de Beethoven. El resultado de los casi treinta minutos de secuencias se quedó en un montaje de poco más de un minuto y que plasmó al menos la aventura de ese fin de semana. Poco tiempo después el vídeo se presentó al concurso Video Nikon 2009-2010 y quedó ganador en la tercera convocatoria, algo que sin duda me sorprendió gratamente y que seguramente permitió que más gente conociera aunque fuera a través de un vídeo resultón, uno de nuestros entornos naturales más bellos de Aragón.

Ver Vídeo:

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