Entrevistamos este mes a Ignacio Pardinilla, que nos desvela desde Radiquero, alguna de sus inquietudes en el mundo de la fotografía de naturaleza.
¿Cómo empezaste en esto de la fotografía?
Todo empezó hace unos 20 años, gracias a la publicación de una fotografía de un joven quebrantahuesos tomada por nuestro amigo David Gómez. Muy pronto me enteré que era el guarda forestal de Bierge, en la Sierra de Guara. Recuerdo con emoción el día que le vi por primera vez. Me costaba creer que estaba ante la misma persona que hacía fotos a águilas reales, buitres, azores, halcones… El mismo me vendió mi primera cámara de fotos y un objetivo, algo viejos y bollados después de tantas horas de monte, pero ese equipo había sido de David. ¿Qué más podía pedir?
¿Cuáles son tus especialidades o temas que tienes predilección a la hora de fotografiar?
El paisaje es posiblemente el tema que más me gusta y me atrae. Ya de niño, cuando desde la ventana de mi casa en Radiquero observaba la Sierra de Guara, me preguntaba porqué tenía aquellas formas o cómo debían ser los bosques que la cubrían. Con los años, descubrí que la ciencia que mejor ayuda a explicarlo y comprenderlo es la Geografía y por eso quise ser geógrafo. A través de la fotografía trato de captar todos aquellos aspectos del paisaje que considero más sobresalientes, desde el punto de vista geológico, geomorfológico, botánico, cultural… y por supuesto estético y sensorial. Considero que la fotografía de paisaje es una tarea compleja, pues no sólo es captar la belleza de las formas que lo integran. El paisaje está formado por infinidad de elementos, lo que exige ser muy cuidadoso a la hora de escoger el motivo, la luz, el momento… Sólo de este modo es posible transmitir la emoción que provoca al contemplarlo.
¿Qué motivación reside en ti para salir al campo, y hacer fotografía?
El salir al campo siempre ha significado una verdadera necesidad, tanto física como emocional. Responde a una llamada, casi hipnotizadora, que en ocasiones me impide hacer otra cosa que no sea coger la mochila, los prismáticos y la cámara. Creo que la vida hay que vivirla con intensidad, saborear cada instante, disfrutar de las grandes pequeñas cosas, alimentarse de sensaciones… Lo bueno, es que todo esto es posible lograrlo con un simple paseo por el campo. La naturaleza me alimenta el alma, pero también sacia mi curiosidad por conocer nuevos rincones, nuevos paisajes, nuevas personas…
La fotografía se convierte en una amiga insustituible, pues además de captar unos instantes únicos e irrepetibles, me ayuda a estimular el sentido de la observación y la atención hacia muchos aspectos que de otro modo podrían pasar desapercibidos.
¿Qué te ha aportado la fotografía de naturaleza?
La fotografía me ha ofrecido la posibilidad de contemplar la naturaleza de un modo más tranquilo e intenso. Cuando se sale al campo no caben las prisas. Hay que dejarse llevar y sorprender, pues sólo de este modo se logra captar (con más o menos fortuna) el momento a través del objetivo de la cámara. Creo que el resultado final de la fotografía es lo de menos, pues lo importante es lo que se ha vivido durante aquel paseo por el monte.
La fotografía también me aporta la posibilidad de expresar aquellas emociones que me provocan los lugares que visito. En ocasiones me disgusto cuando no soy capaz de lograrlo, aunque soy consciente que en ello se encuentra la mayor dificultad y esencia misma de la fotografía.
¿Qué rincón de Aragón, conoces mejor?
Dos son los espacios que mejor conozco y en los que me encuentro como pez en el agua: el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. En el primero es donde vivo y el que “me he perdido” desde niño. En el segundo he tenido la inmensa fortuna de recorrerlo en mi tiempo libre y también de trabajar en él ¿qué mas se puede pedir? Yo creo que hasta mi cama la tengo orientada en relación al Monte Perdido. Si algo tienen en común estos dos espacios, son sus paisajes grandiosos, excepcionales, antiguos, sorprendentes, cambiantes…
Haciendo un zoom en cada uno de ellos, voy a citar algunos rincones que me atraen especialmente. En la Sierra de Guara no me resisto a los encantos del Cañón de Balced desde la Sierra de Sevil o el paisaje insólito del cañón de Mascún. En el Parque Nacional de Ordesa me maravillan los puertos de Sesa y Planacanal, así como la cara norte del Monte Perdido.
¿Qué tipo / taxón / especie de nuestro territorio te sorprende mas?
No puedo remediarlo, pero las aves rapaces me generan una emoción especial. Entre ellas, me sorprenden y atraen aquellas que viven en el vacío de las gargantas y cañones. A partir de los 12 años me convertí en el “bicho raro” de Radiquero, cuando tenía 100 habitantes, pues solo, como mis prismáticos y mi guía de aves, me adentraba en el cañón del Vero con el fin de contemplar las grandes rapaces. Otros chavales de mi edad acompañaban a sus padres a cazar.
Recuerdo con absoluta claridad el día que vi el primer quebrantahuesos desde los abrigos de Quizans, en San Pelegrín, o cuando encontré una enorme pluma de esta misma rapaz en el mismo lugar donde dos días antes había visto romper varios huesos!!!! También David Gómez tuvo parte de culpa de que mi especial predilección hacia las aves rapaces. Que pena que no pude compartir más ratos de campo con él.
Por último y aunque parezca un clásico; ¿Qué equipo tienes? ¿Cuál es tu lente / objetivo mimado? ¿Crees que las grandes fotos las hacen solo los grandes equipos…o esto es un tópico? ¿Tu próxima adquisición…?
De hecho, cada día estoy más convencido de que “sólo sé que no sé nada” en el campo de la fotografía. Mi equipo es sencillo y creo que me queda todo por hacer, adquirir y aprender. De hecho, tengo una cierta espina clavada, al no haber dedicado más tiempo y esfuerzo a este tema que me apasiona. Felicidades a todos los que si lo habéis logrado.
Yo creo firmemente que las grandes fotografías las crea la persona que hay tras la cámara, aunque como es lógico, el equipo es la herramienta necesaria para captar el momento. Un buen fotógrafo es aquel que domina la técnica, pero que al mismo tiempo es sensible, es observador, es creativo, se mueve al ritmo de la natura… Tal como he dicho, la fotografía no sólo es una imagen bonita porque el lugar o el motivo lo son; es el resultado de una combinación de muchos y variados factores, tal como ocurre con la música, la literatura, la cocina… pues todos ellos alimentan a los sentidos pero también el alma. ¡¡¡Casi nada!!!
Más sobre el trabajo de Ignacio Pardinilla en: www.asafona.es/blog/?page_id=1235